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Nelumbo Nucifera
Ese día partió toda la familia al cerro San Cristóbal, uno de los mayores íconos de Santiago. Fue alrededor de las cuatro cuando pusimos nuestros cautelosos pies en la tierra característica que cubría el camino de entrada al parque japonés. Esa sería nuestra primera parada. El cerro es algo así como un centro turístico, en donde hay parques, un zoológico, y más parques. Todas estas fuentes de recreación eran sólo accesibles por un largo y entretenido camino que llevaba un buen tiempo recorrer, ya que rodeaba el cerro completo, subiendo en espiral (O al menos esa es la idea que tengo). Por ahí frecuentan muchos ciclistas y gente que sale a trotar por las mañanas. Pero lo que no hay es gente normal. Gente normal y aburrida que prefiere recorrer todo eso en auto. Obviamente, no quería formar parte de esa gente, pero mis padres sí, de modo que en un par de minutos ya teníamos frente nuestro la tradicional pagoda japonesa, con puertas de Bambú, y un mar de pasto más allá. Lo primero que hice al entrar, fue buscar una Flor de Loto. Ahí estaba. Era bastante insólito no ver una Flor de Loto en un jardín japonés, de modo que nuestro encuentro se abstuvo de poseer esa misticidad que adquiero al encontrar una nueva especie.
Jardín japonés, cerro en medio de la ciudad.
La primera foto es un zoom de la tercera.
2 Comments
Thank you, Gerardo!
Beautiful series !